Super Mario Bros. no es lo que te dijeron (los críticos)

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En EsDeGamers intento ser lo más imparcial posible.

Si, después de un proceso de “disección”, la cosa que veo me gusta, me gusta. Si no, no. Así de simple.

Por este mismo motivo, es difícil ser un nombre grande en el oficio, con tantos medios y editores cazando el click, llevando este arte a un “enmugrecimiento” obseno y nauseabundo que ha devenido en una natural abulia hacia los medios de comunicación. Ya sea por la polémica o por la agenda, los medios se han vuelto deshonestos. Porque el ruido vende, y una opinión honesta y simple, que cualquiera puede compartir, no.

Es quizá por esto que la crítica “especializada” fue tan cruel con la película de Super Mario Bros.

Y es aquí donde entro yo.

It’s a me

Primero lo primero. The Super Mario Bros. Movie, dirigida por Aaron Horvath y Michael Jelenic, conocidos por el horrible Teen Titans Go!, y producida por el mismísimo Shigeru Miyamoto, sirve de “historia de origen” al icónico dúo de fontaneros italianos. Mario (Chris Pratt) y Luigi (Charlie Day), que viven en el peor lugar posible (no el castillo de Bowser, sino Brooklyn, Nueva York), intentando salir adelante con su negocio propio de fontanería. Ambos hermanos (pero más Mario, por ser el mayor y porque la trama así lo exige) son vistos como un rotundo fracaso por sus familiares, por lo que solo se tienen mutuamente. Mario es el lado protector y valiente del dúo, y Luigi es el apoyo moral incondicional. Funcionan bien como equipo.

Su oportunidad de oro llega cuando tienen que arreglar una tubería en el subterráneo, donde Luigi se pierde y Mario, siguiéndolo, termina en un mundo completamente diferente con champiñones gigantes, criaturas con cabeza de champiñón llamados Toads, los cuales son gobernados por una princesa (Anya Taylor-Joy) que está a punto de ser casada a la fuerza por una tortuga mutante gigante llamada Bowser (Jack Black). De esta manera, un plomero neoyorkino de ascendencia italiana tiene que salvar a un miembro de la realeza de otro mundo de un literal monstruo.

Es una trama muy simple y directa. Pero en términos cinematográficos, no tiene sentido. Es ahí donde se equivocaron los críticos.

Pobres críticos

Acostumbrados como son a aislar el elemento, los críticos señalaron que la historia estaba muy fumada para entenderse y justificarse por sí misma. ¿Bloques flotantes? ¿Princesas? ¿Conducir en arcoíris? Eso no es lógico, es poco ortodoxo.

Claramente no jugaron el juego de NES. Cuando Super Mario Bros. Salió en 1985, cualquier niño que pusiera el cartucho en el puerto se toparía con la pantalla de título, la opción para seleccionar uno o dos jugadores, seguida de una pantalla negra indicando que estabas en el mundo 1-1 y que tenías tres vidas. Y a moverse.

La única manera de entender el contexto era leer el manual que venía con el cartucho, y en cual la historia era como sigue a continuación:

Un día, el reino de los pacíficos habitantes del Reino Champiñón fue invadido por los Koopa, una tribu de tortugas famosa por su magia negra. El Pueblo Champiñón, tranquilo y amante de la paz, se convirtió en meras piedras, ladrillos e incluso plantas de pelo de caballo, y el Reino Champiñón cayó en la ruina.

La única que puede deshacer el hechizo mágico sobre el Pueblo Champiñón y devolverlos a su estado normal es la Princesa Toadstool, la hija del Rey de los champiñones. Desafortunadamente, actualmente está en manos del gran rey tortuga Koopa.

Mario, el héroe de la historia (quizás) se entera de la gente de las setas y emprende una búsqueda para liberar a la Princesa Champiñón del malvado Koopa y restaurar el reino caído del Pueblo Champiñón.

¡Eres Mario! ¡De ti depende salvar al Pueblo Champiñón de la magia negra de los Koopa!

O sea, realmente ni la historia original y oficial tenía sentido. Porque el punto del juego era llegar del punto A al punto B, como cualquier plataformero de la vieja escuela.

Esto nos lleva que la película, realmente, no se hizo para todos. Se hizo para niños y para fans de la franquicia. Especialmente para fans de la franquicia, considerando que la película está llena de referencias, no solo a Mario, sino en general a varios juegos de Nintendo, como Wrecking Crew, Punch Out!, Duck Hunt, Donkey Kong Country, Donkey Kong.

Super Mario Bros

Y de nuevo, tampoco es como que no se puedan iniciar a los no gamers con un poco de gaming plataformero puro de la vieja escuela. No hay pretexto, pues.

Generalmente no suelo atacar colegas, por evitar caer en falacias ad hominem, pero creo que en general los críticos soltaron el balón aquí.

Incluso corren teorías de que les pagaron por Disney para hablar mal de la película (no digo que sea el caso, pero tampoco lo veo imposible, la verdad). Y es que soltaron linduras como esta:

“Jack Black como Bowser; se pone a cantar baladas de incel enamorados, maullando sobre cómo Peach no lo ama lo suficiente” (traducido del inglés). Porque de nuevo, la agenda vende. Todo el mundo, TODOS están tarareando esa canción por lo simple, pegajosa y honesta que es. Pero para algunos críticos progres, es incel y motivo de amonestación, un pretexto más para demostrar una autoridad moral que nunca se ganaron y que nadie les dio.

John Leguizamo yendo como el meme de Bart Simpson golpeando cacerolas diciendo que va a boycottear la película por no tener la suficiente representación latina, a pesar de que Anna Taylor-Joy es de ascendencia argentina, es ridículo. Es lo único que voy a mencionar de ese sujeto, no vale la pena como para ahondar más. Y así varios.

Pasa que la película se limitó a contar una historia y entretener. Nada más. Sin mensajes forzados, sin agendas, sin virtue signaling. Super Mario Bros no necesitó recurrir a sermonear o de plano acusar a sus detractores de ningún “ismo”. Y por eso le está yendo mejor en cartelera que cualquier película de Disney que se dedica más a decirte que eres inherentemente malo por no apoyar x o y lobby.

Más bella que princesa Peach

La película es buena como película animada; no una obra maestra, pero buena a secas. En los estándares de Illumination, muy buena. Y para los bajos y mediocres estándares de películas basadas en videojuegos, la verdad es que The Super Mario Bros. Movie es una joya. Es colorida, la historia es simple de seguir y atemporal y no se recarga en el alivio cómico como desgraciadamente este estudio suele hacer (los Minions son el gran tumor del cine de animación). De hecho, sospecho que Illumination tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no poner un chiste de pedos en la película.

En este sentido, la animación es preciosa. Los efectos de partículas son los mejores que he visto a la fecha en películas animadas para niños. El agua es sumamente realista y los diseños de personaje se ven bien, detallados pero sin perder la esencia de Nintendo. Todo perfectamente equilibrado.

Super Mario Bros

Peaches, peaches, peaches…

La partitura de Brian Tyler es más bien un arreglo de la música original de Koji Kondo, esta vez con orquestas y guitarras eléctricas tocando los temas icónicos principalmente de Super Mario Bros. De manera alternada.

No es nada particularmente especial, y de hecho, contribuye a la caza de easter eggs que llena la película.

Obviamente la canción más memorable es la de Bowser, interpretada por el enorme Jack Black, y que, obviamente es el meme de este mes.

En cuanto al trabajo de doblaje, en general es sobresaliente. Chris Pratt entrega un Mario convincente que solo en momentos específicos suelta el estereotípico acento italiano, pero que en la mayoría de la película tiene un muy buen acento de Brooklyn (Pratt es de Minnesota, algo lejos de Nueva York, así que bien ahí). Day también hace un muy buen Luigi, imprimiendo la emoción adecuada al asustadizo hermano verde.

Jack Black se roba la película en cada escena que hace la voz de Bowser, se nota que amó cada segundo de darle voz al rey Koopa. Taylor-Joy es una buena Peach, pero sin ser algo particularmente notable, mientras que Seth Rogen hace un muy exagerado Donkey Kong que suena más a un chavorruco aferrado a sus días de la fraternidad que a un hiperactivo y bully gorila. Keegan-Michael Key, por último, es un genial Toad, imprime una voz chillona de registros altísimos sin acercarse a la original, pero con una esencia propia.

Game Over

Super Mario Bros no es una película perfecta, ni de broma. Es corta, tiene varios agujeros argumentales y es un festival de referencias que no se había visto desde Ready Player One. Pero es una película pura, directa e inocente, que va a lo que va y no se desvía en nimiedades.

El que tenga un desempeño tan bueno en taquilla es la palabra de fe de una audiencia que ya se hartó de estudios de mercado disfrazados de películas (te estoy viendo, Marvel) y de sermones vacuos ordeñando el triste zeitgeist en el que estamos inmersos.

No tengo fe en que tomen nota los gigantes del entretenimiento, pero la voz de la gente es clara.

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