Maquette ¿Vale la pena?

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Terminar una relación no es fácil. No debería serlo, y si lo es, es que nunca hubo cariño para empezar.

En un instante son prácticamente inseparables, ríen juntos, trazan planes juntos, se comparten sus vidas. Y de repente, tan repentinamente como el disparo de dopamina que los hizo unirse al principio, se termina. Una discusión, una inconformidad arrastrada de mucho tiempo, incluso (y más les vale que no sea así y no lo hagan) una infidelidad. De un momento a otro, el más mínimo detalle termina con una relación que parecía ser robusta como el roble.

La historia que era de dos, que los acostumbró a ser de dos, dejó de ser. El futuro que visualizaban juntos ya no fue. Solo quedas tú, al inicio, tal vez un poco más destruido por perder esa persona especial a la que le habías conferido tanto significado. Tanta importancia.

Los proyectos juntos solo se quedaron en eso, en proyectos que nunca serán. En maquetas. Y te quedas solo o sola, ante un gran mundo que parece ser más aterrador que antes porque te falta esa mitad con la que, en equipo, se enfrentaban a todo.

De esto trata Maquette.

Aprendiendo a dejar ir

Desarrollado por Graceful Decay y publicado por Annapurna (What Remains of Edith Finch), tenemos este juego de puzzles.

Encarnamos a Michael, un hombre que, en una metáfora gigantesca, hace un recuento de su relación recién terminada. Cada fase de la relación y su final corresponden a un nivel, donde podemos interactuar con una reproducción a escala del nivel en el que nos encontramos. Ciertos objetos con los que interactuamos en la maqueta, tienen una resonancia en el mundo “real”, por lo que el objetivo es usarlos para manipular nuestro entorno.

Es una premisa simple en su jugabilidad, pero que esconde más retos conforme uno avanza por Maquette, nos lleva nivel a nivel por las etapas de una relación: conocer a la persona, el enamoramiento, la rutina, el tedio, la ruptura, la depresión y la eventual aceptación.

Maquette

Los pequeños problemas ya no eran tan pequeños

Gráficamente, el juego está bien. Nada demasiado detallado, lo cual en mi opinión es adecuado por dos motivos: permite no perderse demasiado al momento de resolver los puzzles y el juego se recarga más sobre la moraleja y la narrativa que sobre lo visual o auditivo.

Existen detalles, no obstante, que nos ayudan a comprender aún mejor esta metáfora de pérdidas, una estatuilla de lechuza, la gradual pérdida de color, cómo el entorno se va deteriorando conforme avanzamos, son alegorías claras pero poéticamente manejadas de las etapas por las que pasamos.

Otro aspecto que rescato de Maquette es su capacidad de hacernos pensar fuera de la caja. Los puzzles no son tan obvios, por lo que a veces tendremos que recurrir al pensamiento lateral para encontrar soluciones tan, pero tan obvias, que nunca las tomamos en cuenta.

El sonido de la ruptura

A pesar de que la banda sonora es prácticamente inexistente, esto tiene una razón de ser, ya que las canciones que esporádicamente aparecen en el juego están ligadas a momentos específicos, que acompañan líricamente el momento en el que estamos.

El diseño de los efectos de sonido es incluso más minimalista, lo que hace que a veces ese silencio pese sobre nuestro proceso mental para resolver los puzzles. De nuevo, la mecánica es simple, pero lo complejo es lo que rodea a la misma.

Adiós, y gracias por compartirme un pedazo de tu vida

Maquette es uno de esos juegos necesarios para muchas personas. Me atrevería a decir que puede acompañar la terapia de alguien que terminó una relación. Ayuda a comprender que esto es parte de la vida, y que duele, muchísimo, pero es necesario para crecer como personas y avanzar.

Si estás en esa situación, cómpratelo, está muy barato. Si eres alguien de juegos de puzzles, también encontrarás una apuesta interesante aquí.

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