La gran mayoría, en especial los más veteranos, recordamos con añoro películas de antes de la década de de los 2000 y que sin duda alguna recordamos con mucho cariño. Grandes obras maestras como 2001: odisea en el espacio, El resplandor, Full Metal Jacket, entre muchas otras, marcaron un antes y un después en la forma de hacer cine para ese tiempo. Sin embargo, lo que cabe recalcar, es que todas estas películas mencionadas anteriormente fueron dirigidas por el mismo hombre. Stanley Kubrick, el hombre que logró cambiar la forma en que se hacía el cine hasta ese entonces.
Un detalle que la gente usualmente suele pasar por alto en el mundo de los prestigios es que “Los genios, siempre tienen sus rarezas”. Lo hemos visto en el arte, en las ciencias, en la música y por supuesto, en el Cine. Sin embargo, muchas veces estas rarezas son inofensivas, tranquilas y a veces hasta pasivas o divertidas. No obstante, a veces, desde las profundidades más recónditas del infierno, surgen verdaderos genios incomprendidos, que más allá de tener un “Algo raro”, tienen un serio problema que los convierte en verdaderos monstruos. Esta, es una pequeña anécdota sobre el único, inigualable, prodigioso y temido Stanley Kubrick.
El miedo mueve a las masas
El hombre era un sínico, un calculador y un desalmado, las palabras tienen que ir como deben ser. Su actitud y personalidad lograron domar al mismísimo Jack Nicholson, que a día de hoy admite que lo respeta y le teme como si de un dios se tratase. Su actitud en los sets de filmación era legendaria, temida y respetada. Todo siempre tenía que salir tal y como el lo exigiera sin importar el costo que esto llevara de por medio.
Hubo una vez en que un extra cualquiera llevó un pequeño tablero de ajedrez para jugar con aquellos que estuvieran fuera de cámara, esto fue un terrible error. el hombre lo vio y afirmó su amor por el ajedrez, obligando así al hombre a jugar toda la tarde con él y dejando al resto de miembros de producción sin nada que hacer todo el día.
O aquella vez en que el jefe del equipo de iluminación terminó de colocar la iluminación del set tal y como el quería, sólo para después recibir en un papel anotada la dirección de la casa de Kubrick y decirle que fuera a su casa a arreglar un cableado de una lampara de la cocina: así de difíciles eran las cosas con el hombre.
La complejidad de una mente reflejada en las cámaras
A pesar de estas pequeñas anécdotas particulares anteriormente mencionadas, nada se le compara a su forma de llevar a cabo sus películas. El hombre era un perfeccionista a más no poder, no por nada para una escena de El resplandor, en una escena donde el protagonista escribe un libro entero con una oración repetida, Kubrick le ordenó a alguien escribir literalmente cientos de paginas así para usarlas durante la escena; al preguntarle, Stanley Kubrick aseguró que quería el máximo realismo posible y se enojaba si se atrevían a contradecirlo.
El no se dejaba molestar por nadie que no fuera si mismo, esto queda demostrado con la domesticación del mismísimo Jack Nicholson o el trauma y estrés post traumático de la actriz Shelley Duvall al obligarla a repetir una escena 120 veces hasta que todo saliera tal y como el quería, perfectamente cuadrado a tal grado, que el llanto que la actriz soltó en la escena, no fue actuado, fue real y muy desesperado… la actriz pensó firmemente en abandonar la actuación después de esa película.
Por todo lo demás, sobra decir que Stanley Kubrick es fácilmente el mejor director de todos los tiempos, sus trabajos cambiaron el cine por completo y a día de hoy sigue teniendo una influencia enorme y nunca nadie podrá igualar el estatus de culto que sus películas han cosechado con el pasar del tiempo.
De momento es todo lo que tenemos para ti. Si deseas conocer más detalles sobre otros proyectos de los cuales hemos hablado, chécate esta genial reseña: Black Widow ¿Vale la Pena? o pásate por nuestras redes sociales Facebook, Twitter e Instagram para estar más en contacto. Y como siempre recuerda que… Ser Cool, #EsDeGamers.